7 abril, 2025

Malecón Tajamar vuelve a ser escenario de lucha ambiental con proyección de documental sobre el Tren Maya.

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#TrenMaya #Cancun

En el Malecón Tajamar, sitio emblemático de resistencia ambiental en Cancún, fue presentado esta noche un documental elaborado por Greenpeace México sobre los impactos del Tren Maya en la Península de Yucatán.

Previo a la proyección, ante la ciudadanía que se dio cita en la rambla central del sitio, activistas compartieron sus experiencias en la defensa del territorio y el medio ambiente, con énfasis en los procesos legales, sociales y ecológicos violentados por el mega proyecto.

Araceli Domínguez, fundadora del Grupo Ecologista del Mayab (GEMA), abrió el evento relatando el antecedente de Tajamar, en donde en enero del 2016 camiones contratados por el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), cargados con sascab, ingresaron al polígono bajo resguardo de fuerzas antimotines enviadas por el entonces alcalde, Paul Carrillo.

La intervención, autorizada por los tres niveles de gobierno, generó la devastación del ecosistema de manglares. Pese a ello, dijo, la movilización social y legal permitió la conservación parcial del área.

Durante su intervención, previo a la proyección del documental, Domínguez señaló que con el paso de los años se promovieron reformas legislativas que permitieron proteger especies y ecosistemas, como la prohibición de captura, importación y exportación de mamíferos marinos y primates, así como la protección de tortugas marinas y manglares.

Además, destacó la existencia de una ley de amparo que habilitó por primera vez la defensa del derecho a un ambiente sano.

Sin embargo, con la construcción del Tren Maya se enfrentó una nueva etapa en la que, afirmó, se suspendieron normativas ambientales mediante un decreto presidencial, expedido en noviembre de 2021 por el entonces presidente, Andrés Manuel López Obrador.

Este decreto permitió, dijo, que el megaproyecto avanzara sin cumplir con estudios ni requisitos legales, incluso sobre áreas de alta fragilidad ecológica y valor histórico, como cavernas y ríos subterráneos.

Domínguez Rodríguez subrayó que diversos especialistas advirtieron sobre los riesgos del trazo y que, a pesar de las suspensiones judiciales expedidas por el Juzgado 1 de Distrito, radicado en Mérida, Yucatán, el proyecto Tren Maya prosiguió, en franco desacato.

“El tren es un servicio que puede ser valioso, pero su construcción, en las condiciones en que se hizo, causó daños ambientales y sociales, además de afectar la base legal de la convivencia en el país”, subrayó.

Al tomar la palabra, la activista maya, Wilma Esquivel, originaria de Felipe Carrillo Puerto, enfatizó que la lucha que se libró por la defensa del territorio, no es individual, sino colectiva.

Aseguró que la población local ya advertía desde el inicio los impactos del proyecto y que hoy se hacen visibles; que los efectos no se limitan al ecosistema, sino que también se relacionan con la salud, la cultura y la espiritualidad de las comunidades mayas.

Esquivel señaló que las comunidades están acudiendo a los saberes de sus ancestros para definir cómo enfrentar las transformaciones del territorio y  reiteró que el vínculo entre el bienestar de las personas y las condiciones del entorno natural es inseparable.

La defensa de la tierra —remarcó— también implica la preservación de la identidad cultural.

“El documental es parte de una gira de impacto que estamos haciendo. Estamos buscando espacios en diferentes ciudades del país, sobre todo en el territorio de la Península, que es donde estamos buscando evidenciar lo que está pasando, pero también llevarlo a diferentes estados”, explicó Amayoa.

El objetivo principal, señaló, es acercar el contenido a públicos diversos, incluyendo universidades y foros comunitarios, para visibilizar la situación ambiental en los estados de Quintana Roo, Campeche y Yucatán.

El documental reúne testimonios de habitantes de la región con el propósito de que la voz y el reclamo social de que se protejan los ecosistemas y la identidad cultural sea escuchado por las personas que toman las decisiones en los tres órdenes de gobierno.

La producción del documental inició en abril del año pasado y recorre tres zonas de la Península de Yucatán.

“Empezamos como se ve en el documental en Cancún, bajamos hasta Campeche, abarcamos el territorio de Hopelchén, que es el municipio más deforestado del país, y de ahí fuimos a Yucatán a documentar sobre todo el crecimiento y la expansión inmobiliaria y la proliferación de megagranjas porcícolas”, explicó.

Entre los principales hallazgos, Amayoa subrayó la existencia de múltiples problemáticas relacionadas con un modelo de desarrollo que, según indicó, beneficia a unos cuantos a costa del entorno y de la salud de comunidades locales.

“La región está siendo envenenada por el uso de agrotóxicos, por las minas a cielo abierto que se están haciendo todos los días, con anuencia muchas veces de las propias autoridades”, afirmó.

Sobre los efectos del Tren Maya, mencionó que el documental también aborda su impacto en la zona.

“Es un ecocidio, una destrucción masiva. Si hablamos de la tala de 10 millones de árboles, es una palabra que se usa muchas veces a la ligera, pero que en realidad tiene un peso muy fuerte y muy significativo”, señaló.

Respecto a lo que sigue tras la difusión del documental, Amayoa indicó que esperan que el proceso de remediación reconocido por el gobierno federal se realice con participación ciudadana.

“Sigue que ese peso de remediación, si va de verdad, se haga junto con la ciudadanía, las comunidades y las personas expertas”, concluyó, al señalar que el documental se presentará mañana durante el Festival de Cine de Puerto Aventuras, alcaldía de Playa del Carmen.

Foto: Adriana Varillas

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