La violencia y pobreza se dan ante la falta de misericordia: Iglesia.

En diversas parte del país, la violencia y la pobreza son parte de la falta de misericordia y en Guanajuato no es la excepción, el Arzobispo de León, Jaime Calderón Calderón, aseveró que la misericordia de Dios perdona los pecados de las personas, pero es importante tener misericordia y no volver a pecar.
Durante la homilía dominical en la Catedral Metropolitana, el líder de la iglesia católica en León, Jaime Calderón, expresó que “la violencia que vemos en nuestros pueblos, no es digno de mucha misericordia, la pobreza que genera nuestro propio estado no es signo de misericordia; entonces a todos nos corresponde dar testimonio de la misión.
La misión es Jesucristo y Jesucristo es el rostro de la misericordia de Dios; no condenen y juzguen, lleven mejor la palabra de Dios que es salvación y nosotros con nuestro testimonio reforzaremos esa vida y ese anuncio porque la salvación es para todo hombre y toda mujer”, destacó.
Explicó que el Dios de Jesucristo, es un Dios de misericordia, de compasión que se ha abajado y por lo tanto los discípulos de Jesucristo tienen que ser siempre la mirada y soltar las piedras que muchas veces lapidan a las personas, se tiene que poner freno a la lengua para no acusar de manera intempestiva a los demás.
“Para Dios no hay causas perdidas pero también tiene que llevar ese gesto de no pecar más no se trata de pasar por alto nuestros pecados.
Cuando se experimenta la misericordia surge desde el interior de la persona también el deseo de ver a los otros con misericordia y obrar bien y amar a las personas
El Arzobispo finalizó al decir que solo Dios conoce el interior de las personas y nosotros no debemos juzgarlas, durante la liturgia del día sábado, en el libro de Isaías decía: crea en mí Señor un corazón de carne no de piedra, porque el corazón de carne es el que ha experimentado la misericordia de Dios y por lo tanto se va a conmover desde las vísceras para tratar así a los demás.
Un segundo texto del libro de Ezequiel, dice que aunque los pecados sean rojos como la escarlata, si te arrepientes, los transformara en blancos como la nieve, es decir para Dios basta simplemente que te arrepientas y se de testimonio.